Por futurvia
Publicado el día 27 junio 2025
Diseñar una cocina no es solo una cuestión estética: también debe ser cómoda, práctica y eficiente. Una buena distribución puede marcar la diferencia entre una cocina bonita pero incómoda y un espacio en el que cocinar sea un auténtico placer. En este contexto, existe un principio clásico que sigue siendo clave: la regla del triángulo de trabajo.
La regla del triángulo de trabajo establece que los tres puntos principales de actividad en una cocina deben formar un triángulo imaginario:
Este triángulo permite que los desplazamientos entre estas zonas sean rápidos, fluidos y sin obstáculos, minimizando pasos innecesarios y mejorando la eficiencia del movimiento mientras cocinas.
Según la forma de tu cocina, la aplicación de esta regla cambia:
Muy habitual. Permite formar un triángulo limpio y cómodo entre frigorífico, fregadero y placa.
Ideal para aplicar el triángulo clásico. Cada vértice del triángulo puede ocupar una de las tres paredes.
No se forma un triángulo como tal, pero se recomienda seguir un orden lógico lineal: frigorífico → fregadero → zona de cocción.
Perfecta para integrar una de las tres zonas (por ejemplo, la placa o el fregadero) en la isla, y así completar el triángulo
Una cocina bien planificada reduce la fatiga, aumenta la seguridad y mejora la experiencia diaria. No se trata solo de diseño bonito, sino de funcionalidad:
Aplicar la regla del triángulo de trabajo es una forma sencilla pero poderosa de garantizar que tu cocina no solo luzca bien, sino que funcione bien. Ya sea una reforma completa o un diseño desde cero, tener en cuenta esta distribución es clave para lograr una cocina ergonómica, práctica y adaptada a tu ritmo de vida.